jueves, 25 de enero de 2007

LA MANZANA DE LA DISCORDIA

Hace muchos, muchísimos años, varios Siglos, para ser más precisos, la Nereida Tetis decidió casarse con Peleo, uno de los mortales más nobles. Todos los dioses asistieron a boda. Todos menos Eris, la diosa de la discordia que no fue invitada. También concurrió Paris, un pastor troyano.

Eris, herida por no haber recibido invitación, mandó al banquete una reluciente manzana y un sobre en el que indicaba que la mis
ma era “Para la doncella más bella de la fiesta”

Como era de suponer, todas las diosas se disputaban la manzana. Hera, Atenea y Afrodita, eran las candidatas más firmes. Para evitar discusiones al respecto, Zeus ordenó que fuese París el encargado de tomar la decisión.

En un principio, Paris propuso hacer un reparto y dar a cada diosa un trozo de manzana, pero Zeus le ordenó que la más bella fuera solo una.

Paris, se entrevistó con cada una. Todas quisieron seducirlo y sobornarlo, y la única que lo consiguió fue Afrodita, la diosa del amor. Le prometió el amor de la mujer más bella sobre la faz de la tierra, Helena, hija de Zeus y esposa del rey Menelao.

Paris le dio la manzana y ella preparó el encuentro entre París y Helena quien al instante se enamoró de París. Ambos marcharon a Troya y se casaron.

Pero Atenea y Hera descontentas con la decisión, visitaron a Eris y con su ayuda, prepararon una guerra de todos los griegos contra Troya. Hay quienes dicen que la guerra fue por una mujer, pero en verdad… la guerra fue a consecuencia de una manzana y varias mujeres.

miércoles, 24 de enero de 2007

LA CAJA DE PANDORA

Según la mitología griega, fue la primera mujer mortal que dio Zeus a los hombres, frente a todas las tempestades, Hefesto por ordenes de su padre, moldeó en arcilla a este personaje, y con una chispa de fuego le dio vida, Afrodita le concedió la belleza, Atenea la sabiduría y la habilidad en todos los terrenos, Hermes la palabra fácil y el ingenio rápido, de esta manera fue llamada Pandora, que en griego significa "todos los dones". Fue esposa de Epimeteo, antes de casarse Zeus le entregó a Pandora una pequeña caja, con la instrucción de que nunca la abriese, así pasaron días, y aprovechando que su esposo no estaba, su curiosidad fue más fuerte que la prohibición, y cuando la abrió salieron todos los males de la humanidad, sin embargo en el fondo de la caja quedó la esperanza. De allí parte el dicho: "La esperanza es lo último que se pierde".

ALFABETO GRIEGO


*Corresponde a la grafia sigma al final de palabra.

VENUS (AFRODITA)


Nació de la espuma del mar al mezclarse con la sangre y el semen de Urano, mutilado por su hijo Crono; diosa de la belleza y del amor; acompañada por Heros (cupido), suele representársela rodeada por palomas, desnuda y sobre una concha.

SATURNO (CRONO)


Hijo de Urano y Gea; hermano de los Titanes; se rebelo contra Urano y lo destrono; se comía a sus hijos porque según, el oráculo, lo destronarían; sus símbolos son la hoz y el reloj de arena; fue destituido por su hijo Zeus.

JUPITER (ZEUS)


Hijo de Crono y Rea; rey del Universo; dios del cielo y la meteorología: nubes, lluvias, vientos y tormentas; casado con Juno, a quien le fue infiel varias veces; sus atributos son el rayo, el águila y el cetro.

MERCURIO (HERMES)


Hijo de Zeus y Maya (hija del titan Atlas); mensajero de los dioses y dios de caminantes, comerciantes y ladrones; conducía las almas de los muertos a los Infiernos; se le representa con un sombrero de caminante, con alas en los pies y en el sombrero y llevando el caduceo (bastón).

MARTE (ARES)


Hijo de Hera y Zeus; dios de la guerra y de la fuerza bruta; se le representa joven, vestido de guerrero con casco, escudo y lanza; sus animales emblematicos son el gallo y el lobo.

DIANA (ARTEMIS)


Hija de Zeus y hermana gemela de Apolo; diosa de la caza, de los bosques y las selvas; despues fue identificada con Selene, diosa de la Luna; se la representa con un ciervo a su lado, una media luna en su frente, armada con arco, carcaj y flechas, acompañada por las ninfas y muy celosa de su virginidad.

APOLO (FEBO)


Hijo de Zeus y hermano gemelo de Diana; dios de la musica, de la belleza masculina y de la profecia; despues fue identificado con Helios, el dios del sol; el laurel es su simbolo y se le representa con una lira, con arco y carcaj y, a veces, con los simbolos del sol.

ARES Y AFRODITA EN LA RED DE LA VENGANZA


Las mujeres que osaban rechazar su amor terminaban siendo violadas brutalmente, porque Ares partía para la conquista amorosa igual que si marchase a la guerra: confiando en su fuerza.
Con Afrodita fue diferente, para obtener su amor Ares abandonó sus actitudes brutales. Se aproximó ofreciéndole su cuerpo perfecto. Le dijo palabras de afecto. La colmó de ricos presentes. Y un día se dieron cuenta de que estaban enamorados. Hicieron planes para unirse en el amor.
Mientras Hefesto, el deforme marido de Afrodita, trabajaba sin descanso en su forja, Ares visitaba clandestinamenten a la sensual amante.
Se sentían felices. Pero una sola cosa podía estropear su amor: Helios, el Sol, una divinidad a la que no le gustaban los secretos.
Para evitar ser descubierto, Ares, cada vez que visitaba a su amada, se llevaba consigo al joven Alektrión, su confidente. Así, mientras se deleitaba en brazos de Afrodita, el amigo vigilaba la puerta del palacio con la misión de advertirle en el momento en el que empezara a salir el Sol.
Una noche, el fiel guardián, exhausto y aburrido, se durmió. El día amaneció claro y hermoso. El Sol despuntó y sorprendió a los amantes, que dormían abrazados.
Indignado por la traición, Helios fue en busca de Hefesto y le contó lo que había visto.
Hefesto agradeció al Sol la verdad. Se sentía avergonzado y humillado. Y pensó en cómo podía vengarse de su adúltera esposa. Después de mucho reflexionar, el armero divino tejió una red invisible de hilos de oro tan fuerte y resistente que ningún dios podría romperla.
Cuando terminó su obra, fue al encuentro de Afrodita. Ocultando su odio y su tristeza, armó la red en el lecho manchado por la deshonra y le dijo a su esposa que debía ausentarse por algunos días. Sin más explicaciones, se marchó.
Ares, apenas vio alejarse a Hefesto corrió a casa de su amante. Se acostaron felices y no se dieron cuenta de que estaban atrapados por la ingeniosa red diseñada por el esposo traicionado.
En ese instante, Hefesto, que había fingido alejarse, regresa y sorprende a los amantes presos en la trama de oro.
Nunca sintió tanta vergüenza. Parado en el umbral de la puerta, llama a los otros olímpicos “¡Zeus Padre y todos los restantes dioses, venid a ver esta escena!¡Por ser yo cojo Afrodita me cubre continuamente de deshonra! Venid a ver este lamentable espectáculo: cómo se fueron a dormir uno en brazos del otro en mi propio lecho. Pero por mucho que se amen, no creo que deseen quedarse así acostados. Pronto querrán levantarse, pero mi trampa, mi red, los retendrá cautivos hasta que el padre de ella me devuelva los presentes que le di por su imprudente hija. Hermosa es, pero no tiene decencia porque no domina sus raptos pasionales”.
De no mediar Apolo, tal vez nunca habrían sido liberados los amantes. Hefesto acabó aceptando las palabras conciliadoras del dios y los soltó.
Afrodita, avergonzada se retiró a Chipre. Y Ares se fue a Tracia para olvidar la humillación en medio de los ardores de la guerra.
Pero, antes de partir, castigó al pobre Alektrión, que, por olvidar su deber, provocara la situación. Lo transformó en gallo (en griego Alektryón: gallo), condenádolo a advertir para siempre a los hombres la salida del sol.

HERMAFRODITO: LA DOBLE NATURALEZA

Un día Afrodita y Hermes se miraron intensamente. Y descubrieron que se amaban.
Tan fuerte fue la atracción que sintieron como poco duradero su encuentro. Pero de su unión nació un hijo, a quien sus padres llamaron Hermafrodito, fundiendo en uno sus nombres griegos.
Terminada su aventura, la diosa comenzó a sentirse acusada de un nuevo adulterio. Y viendo en su hijo un testimonio vivo de su traición, decidió separarse de él. Lo entregó al cuidado de las ninfas del monte Ida para que lo criaran y lo educaran.
Al cumplir 15 años, Hermafrodito abandonó a sus niñeras y se dispuso a recorrer las tierras griegas. Era tan bello como su divina madre pero no había heredado de ella su ardor amoroso. Ante lo encantos femeninos y perspectivas de aventuras, tímidamente bajaba los ojos y se retiraba.
Un día, al andar por una región soleada, el calor excesivo le hizo buscar un lago en el que refrescarse. El hijo de Hermes y Afrodita se desnudó y se zambulló en las límpidas aguas.
La ninfa Sálmacis, espíritu de aquel lago, no tardó en ver al joven. La visión de aquel hermoso cuerpo despertó en ella la más intensa pasión. Se desnudó también y se deslizó ágil y graciosamente en las aguas cálidas. Hizo todo lo posible por conquistar al joven, pero éste se resistía.
Desesperada, lo enlazó fuertemente y suplicó a los dioses:”¡Te debates en vano, hombre cruel!¡Dioses! Haced que nada pueda jamás separarlo de mí ni separarme de él”
Los inmortales atendieron a su pedido y los dos cuerpos quedaron fundidos para siempre en un solo ser, de doble sexo.

PIGMALIÓN, EL AMOR A UNA ESTATUA

Era de Chipre el escultor Pigmalión, artista que no gustaba de las mujeres porque consideraba que eran imperfectas. Y tan convencido estaba, que decidió no casarse nunca y pasar el resto de su vida sin compañía femenina.
Pero, no soportando la completa soledad, esculpió una estatua de marfil tan bella y perfecta como ninguna mujer verdadera podía serlo. Y de tanto admirar su propia obra acabó enamorándose de ella.
Le llegó a comprar los las más bellas ropas, joyas y flores. Todos lo días pasaba horas contemplándola y, de vez en cuando, besaba tiernamente los labios fríos e inmóviles. Tal vez hubiera vivido hasta el fín de sus días ese amor silencioso (a punto de convertirse en una aberración sexual llamada agalmatofilia), de no mediar la intervención de Afrodita, pues la diosa era objeto de intenso culto en Chipre. En su homenaje se celebraban las más pomposas ceremonias, los más ricos sacrificios y su templo de Pafos era el más importante de los santuarios venusinos del mundo helénico.
En una de esas fiestas, Pigmalión ofreció un sacrificio a Afrodita y le rogó: “A tí ¡oh Diosa! Te suplico que me concedas por esposa una doncella que se parezca a mi estatua de marfil”.
Atenta, la diosa del amor escuchó su pedido he hizo elevar la llama del altar del escultor tres veces más alto que las de los otros altares. Pero el infeliz artista no comprendió el significado de esta señal.
Salió Pigmalión del santuario y se encaminó a su casa. Al llegar, se puso a contemplar su estatua perfecta y después, la tomó entre sus brazos para besarla.
Entonces, el frío mármol comenzó a ponerse tibio, a ablandarse, a abrir los ojos y se convirtió, ante los ojos de su creador, en una bella mujer de carne y hueso que se enamoró perdidamente de su creador.
Pigmalión engendró en su esposa a una hija llamada Pafos.

ÍO, VÍCTIMA DE LOS CELOS DE HERA


El rey Ínaco, antiguo rey y fundador del reino de Argos, tenía una hija de gran belleza llamada Ío. En ella se había fijado Zeus y se sentía preso de amor. Se acercó a ella en forma humana y empezó a cortejarla con dulces palabras. Pero Ío huyó asustada y se hubiese liberado de su perseguidor si éste ,abusando de su poder, no hubiese sumido el país en profundas tinieblas. La doncella se detuvo asustada y así fue como cayó en poder del dios.
Hera (Juno) conocía los devaneos de su marido Zeus con las hijas de los mortales. Y seguía con desconfianza las andanzas de Zeus en la Tierra.
Un día vio como repentinamente el cielo se cubría de tinieblas. Sospechando una infidelidad, ordenó dispersarse a la niebla. Pero el astuto Zeus, previendo que esto podía suceder, había convertido a la bella Ío en una becerra blanca.
Hera se dió cuenta al instante del truco, y ,con fingida ingenuidad, se puso a encomiar al animal y a preguntar por su estirpe hasta que Zeus, puesto en un aprieto, se vió obligado a decirle que era hija de la Tierra (Gea).Hera,satisfecha, suplicó entonces que le regalara el animal, a lo que el dios no podía negarse sin despertar sospechas.
Aparentando gran placer por el obsequio, Hera le puso una soga al cuello a la becerra blanca y se alejó de allí. Pero no estaba tranquila ¿y si Zeus la volvía a convertir en doncella? Para evitarlo, confió la custodia de Ío a Argos, hijo de Arestor, un monstruo que tenía cien ojos, de los cuales sólo entregaba al descanso un par alternativamente, mientras lo demás permanecían abiertos.
Bajo los cien ojos de Argos, Ío jamás escapaba a su estrecha vigilancia. La desdichada doncella trataba de dirigir súplicas a su guardián, pero de su boca sólo escapaban un lastimero mugido, recordándole como su egoísta raptor la había transformado en animal.
Argos la llevaba de un lado a otro, hasta que un día llegaron a su vieja patria. Allí se vió reflejada por primera vez en las aguas y, aturdida, echó a correr. Un impulso la llevó hasta sus hermanas, que la acariciaron con ternura, pero no la reconocieron bajo la forma de animal. Entonces Ío, cuya inteligencia no había sufrido transformación alguna, comenzó a trazar letras con la pata y escribió su nombre en el polvo. Su padre, Ínaco, al reconocerla cayó al suelo desolado y, entre sollozos, abrazó a su hija.
Pero el cruel Argos arrebata a Ío de los brazos de su padre y se aleja con ella hacia una solitarias praderas.
Zeus, apiadado ante el sufrimiento de la doncella, decide enviar a su hijo Hermes para que, valiéndose de su astucia, ciegue los ojos del odioso Argos. Calzó Hermes sus sandalias aladas, tomo su cayado y se dirigió a la Tierra. Una vez allí, el astuto dios se disfrazó de pastor y se acercó al lugar donde pastaba Ío. Sacó entonces una zampoña (flauta echa tubos de diversos tamaños) llamada siringa y se puso a tocar delicadas melodías.
Argos, embelesado,se acercó al pastor y lo invitó a sentarse a su lado y a tocar su música celestial. Así lo hizo Hermes, cuyo plan era conseguir hacer que Argos se durmiera.
Transcurrieron horas y horas entre cantos y relatos. El celoso vigilante escuchaba con arrobo. En algún momento llegó a cerrar muchos de sus párpados, pero siempre mantenía otros ojos abiertos, puestos sobre la becerra blanca.
Entonces Hermes, en voz baja y pausada le contó el origen de la siringa, la historia del dios Pan y de la ninfa Siringa, aquélla que (como le sucediera a Daphne) ,huyendo de la lujuria del dios Pan, suplicó a Ártemisa que la transformase en algo que no pudiera ser violado. La diosa la transformó en caña. Pan, entristecido, cortó el tallo en tubos de diversos tamaños, los juntó con cera y creó la siringa.
Hermes se demoró en infinitos detalles.Cuando acabó,miró los párpados de Argos y comprobó que todos estaban cerrados.Tomó entonces una afilada espada y le cortó la cabeza al vigilante.

En seguida,se fue de allí cargando consigo a Ío,aún metamorfoseada.
Cuando Hera supo lo ocurrido se pudo furiosa. Y tomando entre sus manos la cabeza cercenada de Argos, se la llevó al Olimpo y la transformó en la cola de cien ojos del pavo real, su ave predilecta. Pero no renunció a vengarse de Ío y, para atormantarla, le envío un tábano que, con su aguijón, volvía loca a la desdichada criatura. Buscando refugio, la hija de Ínaco recorrió toda la redondez de la tierra y se sumergió en un mar de aguas azules que después se llamó Mar Jónico (Ionios, mar de Ío).
Pero aún en el seno de las ondas era atormentada por Hera y finalmente, exhausta, fue a dar a las orillas del Nilo dispuesta a morir allí.
Zeus, no pudiendo soportar más el sufrimiento de la pobre Ío, busca a Hera y le jura por el Estigia renunciar a ella.
Apaciguada, Hera finalmente consiente en retornarla a su forma original, pero a condición de que jamás volviese a Grecia. Corrió entonces el padre de los dioses a la Tierra y, con una caricia, la retornó a su forma humana.
En el Nilo, Ío dio a luz a Épafo, hijo de Zeus y reinó sobre el país largo tiempo. A la muerte de ambos, los egipcios elevaron templos en su honor y les tributaron culto divino llamando a ella Isis y a él Apis.

EL RICO ERISICTON SE DEVORÓ A SÍ MISMO

En el bosque de Démeter, guirnaldas y bandas adornaban la vieja encina. A la sombra de su ramaje, oraban peregrinos venidos de lejos. Pero no osaban tocar una sola hoja del viejo árbol, por el que sentían un profundo respeto.
El rico Erisicton era tesalio, hijo de Tríopas y nieto de Forbante (hijo de Argos, que a su vez lo era de Níobe, amada por Zeus).No conocía la piedad y decidió derribar el coloso vegetal. Reúne para ello las herramientas y se encamina al bosque consagrado a la Diosa de las Cosechas.
Hasta el viento, espantado, dejó de soplar cuando el afilada hacha se alzó en el aire. Al primer golpe, la ninfa Hamadríade que vive en el árbol se lamenta mientras Erisicton en persona, al vacilar sus hombres, descarga hachazo tras hachazo sobre la encina. La ninfa le advierte que, si se obstina en llevar a cabo su acción, sufrirá un terrible castigo.
Pero Erisicton no ceja y, después de cortarle la cabeza a uno de sus hombres que intentaba detenerle, acaba derribando la añosa y gigantesca encina cuya muerte va acompañada de la de la ninfa.
Semejante crimen no podía quedar sin castigo y Démeter, cuya atribución era propiciar la abundancia de alimentos a los hombres, decide condenarlo a morir de hambre. Pero por ser justamente la Diosa de las Cosechas no tenía ese poder, así que envía a una ninfa a entrevistarse con el Hambre, que vive en los confines de la Escitia: un lugar helado, de tierra estéril sin cosecha y sin árbol.
Hasta allí se encaminó la ninfa. De lejos avistó a la Diosa horrenda y pálida, un montón de huesos que se agolpaban bajo la piel macilenta. Temerosa de acercarse le trasmite desde algunos pasos el mensaje de Démeter.
Esa noche, Erisicton dormía profundamente. El rostro seco y lívido del Hambre se acerca sin hacer ruido y se aproxima al lecho. Silenciosamente se inclina sobre el malhechor y lo rodea con sus magros brazos. Después, la boca ávida y terrible besó sus labios. Entonces una parte de sí misma descendió por la garganta y fue a alojarse en su estómago. El castigo se había cumplido.
Erisicton se despierta de repente, atormentado por un voraz apetito. Se levanta, engulle lo que encuentra. Pero las ávidas entrañas jamás se satisfacen. Sale por las calles, acosado por el hambre. Va golpeando alucinado las puertas de los comerciantes, dejando su dinero a cambio de alimentos.
Pocos días le bastaron para consumir toda su fortuna. Cuando no tuvo ni una moneda más, vendió sus bienes. Las joyas, las túnicas, los vasos, las estatuas, los muebles, la casa, los jardines. Todo lo gastó al momento.
Nada más tenía, sólo le quedaba una hija, Mnestra (o Hipermnestra).Vaciló,mirándola con tristeza, pero el Hambre fue más fuerte que el amor y terminó vendiéndola como esclava.
Pero Mnestra había sido amada por Poseidón, y al verse en poder de un dueño, le pide al dios que la libere de la esclavitud, a lo que accede Posidón convirtiéndola en hombre y dándole además la capacidad de transformarse múltiplemente (como las divinidades acuáticas),capacidad que ella utiliza para escapar convirtiéndose ya en yegua, ya en ave, ya en vaca, ya en ciervo.
Volvió junto a su padre y se encontró frente a un pavoroso espectáculo: Erisicton caminaba encorvado, el rostro escuálido y enloquecido, juntando basura y llevándose a la boca las inmundicias.
Mnestra, apiadada ante el sufrimiento de su padre, invade graneros y manzanares, se deja vender múltiples veces (y escapa siempre utilizando el don concedido por Poseidón), arriesga su vida para dar de comer a un padre insaciable.
Finalmente la ciudad no tiene que ofrecerles y les cierra sus puertas. En las calles ya no quedaba basura ni siquiera hojas secas.
Expulsado por todos, solitario, enflaquecido, Erisicton llega a la solución definitiva. Con los dientes, se puso a despedazar sus propios miembros. Y terminó así, devorándose a sí mismo el rico Erisicton.

LA LEYENDA DE PÍRAMO Y TISBE

Según Ovidio hubo una vez dos jóvenes enamorados. Píramo y Tisbe, a cuyo amor se oponían los padres de ambos. Ello les obligaba a no poder hablarse más que por una grieta en el muro que separaba sus casas. Y así, noche tras noche, se susurraban juramentos de amor al oído hasta que un día decidieron escaparse juntos y vivir lejos de la incomprensión de sus familias. Acordaron reunirse a la noche siguiente en un solitario moral que se encontraba junto al sepulcro de Nino (marido de Semíramis, rey y fundador de Nínive).
Llega primero la hermosa Tisbe pero, mientras esperaba a su amado, ve acercarse a una leona y, aterrorizada, huye dejando caer el velo que cubría sus cabellos. La leona, con el hocico ensangrentado por la reciente matanza de unas reses bovinas, encuentra el velo y juguetea con él, dejándolo manchado de sangre, antes de alejarse. Poco después llega Píramo, ve el velo desgarrado y ensangrentado y cree que Tisbe ha sido presa de una fiera. Con el corazón desgarrado decide darse muerte con su puñal. La sangre de Píramo brota de su herida, y empapa la tierra. Las frutas del moral, hasta entonces blancas, se vuelves rojas como la sangre de Píramo, en sencillo homenaje a los desdichados amantes.
Demasiado tarde, llega por fin Tisbe, llamando suavemente a su amado. Al ver las frutas rojas del moral experimenta un terrible presentimiento y corre al pie del árbol para encontrarse con el cadáver de Pirámo. Tisbe cae junto a él, lo abraza, grita su nombre. Las lágrimas brotan de sus ojos al ver el velo que abraza Píramo y comprender lo sucedido. Inconsolable, toma en sus manos el puñal y se suicida junto a Píramo. Y así, abrazados, quedaron Píramo y Tisbe al pie de aquel árbol de moras que, desde entonces, nos recuerda con el color de sus frutos la tragedia vivida por los desgraciados amantes.

EMPEZAMOS!!!


Hoy dia 24 de Enero de 2007, es creado nuestro blog de cultura clasica, sobre la vida en la Grecia Antigua. Esperemos que os guste...